"El espacio de supervisión grupal en Terapia Gestalt es una instancia crucial en la formación de terapeutas y en la práctica clínica y de consultoría. La supervisión constituye un campo fenomenológico cuyo objetivo es reconocer y recuperar la intencionalidad de las fuerzas del proceso interrumpido o con dificultades en el encuentro terapeuta-paciente, así como revisar y explorar aspectos de esta relación. En ella se gestionan situaciones complejas que representan desafíos emocionales a enfrentar, resolver e integrar.
La supervisión es un proceso situado en el aquí y ahora, cuyas herramientas de trabajo provienen del conocimiento relacional estético del campo, basado en la percepción sensorial. Esto requiere una apertura sensible y presente de los participantes del grupo de terapeutas, quienes dan apoyo y orientación a las fuerzas del campo presente que buscan ser reconocidas e integradas.
En el fondo de la situación presente se conjugan fuerzas subyacentes provenientes de la situación total, que contiene los conocimientos, aptitudes y experiencias previas asimiladas por terapeutas y supervisor, así como situaciones pendientes por emerger y concluir. El rastrillaje, reconocimiento y emergencia de estas fuerzas es posible gracias a la co-construcción de una seguridad psicológica para el terapeuta supervisado, quien recibe colaboración y apoyo del grupo comprometido con una ética y estética fenomenológicas.
La seguridad psicológica en supervisión, se fundamenta en la ausencia de juicio y en la co-construcción de un diagnóstico intrínseco, despojado de etiquetas y rótulos, centrado en la presencia en la frontera contacto grupal. El objetivo del campo de la supervisión consiste en explorar las interrupciones que impiden el despliegue del self y obstaculizan el proceso de contacto y la asimilación de la experiencia. Basados en un diagnóstico fenomenológico, se exploran las posibilidades reales del campo vital que conforma la relación terapeuta-paciente. La intención es ampliar y enriquecer las posibilidades de contacto real en la vida del paciente. El supervisor no busca señalar errores ni faltas del terapeuta, sino rastrear y observar las interrupciones presentes en la frontera-contacto y los recursos disponibles en el campo presente, así como también los que son evocados por el terapeuta supervisado, en relación al proceso terapéutico con su paciente.
En la supervisión, el grupo abraza las fuerzas de la resistencia como positivas, que operan en favor de la vida y la conservación, en espera de un campo propicio para un proceso de contacto más eficiente. El conocimiento relacional estético, definido por Margherita Spagnuolo Lobb como la inteligencia sensorial del campo total, integra conciencia corporal, empatía y resonancia kinestésica, siendo estas las herramientas fundamentales de apoyo, para que esta resistencia reencause sus fuerzas hacia un contacto pleno.
Esta mirada permite aceptar diferentes percepciones de los terapeutas participantes, sin basarse en una única percepción del supervisor. La supervisión se convierte así en un proceso vivo en el aquí y ahora, orientado al cambio y a la transformación global en el seno de una perspectiva contextual integradora de las fuerzas presentes, creando una respuesta más adecuada y creativa, y orientada hacia el futuro inmediato.
Crl. Claudia Fenzel